Eres una buena historia

Te busco entre poemas
y entre recuerdos.
Escucho el palpitar de tu corazón
sobre mi pecho
y trazo tus rizos en el aire
con las yemas de mis dedos.
Qué difícil es
no poder decirte que te quiero.

Que te quiero
meciendo mi hamaca con tu risa
o empujándote,
con mis pies,
de tu cama.

Que quiero que me proclames
y me grites
y me nombres.
No esta ficción que tuve que crear
para poder atisbar
las líneas que se forman junto a tus ojos
cuando te hago feliz.

Poder sentir
y besar
y volverme
tu tinta.

Acaríciame de nuevo
la pierna izquierda en el auto
como solamente él hacía.
Pero llegaste a derrocarlo.

Ya estás aquí.
Te pido,
sin decirlo,
que te quedes.

Dime de nuevo
que soy más que sexo
mientras enredo mis piernas
en tu torso
y muerdo tu oreja.

Por favor,
ven a buscarme.
Que me estoy hundiendo
en lágrimas internas
que llevan tu nombre.

Rescátame del tedio de las noches
aunque aún toques el arpa
y yo no tenga cuerdas.
Porque tiempo es lo que nos falta
y razones para darte
ya no me quedan.

Deja un comentario